SANTUARIO PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE
LOURDES
Gruta y Basílica. Quinta Normal, Santiago de Chile.
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Síntesis actualizada a Enero de 2025
La Serena fue testigo de un hito histórico para la juventud chilena con la realización, por primera vez, de la Jornada Nacional de la Juventud 2025. Miles de jóvenes de todo el país se han sumado a esta jornada religiosa para vivir una experiencia de fe, fraternidad y esperanza, bajo el lema “Jóvenes peregrinos de la esperanza”.
Desde el martes 21 hasta el domingo 26 de enero, la ciudad se convirtió en el epicentro de una verdadera fiesta y renovación juvenil para toda la Iglesia que peregrina en Chile.
Los peregrinos fueron acogidos por las familias de las parroquias de La Serena y Coquimbo, así como también colegios e instalaciones públicas, quienes abrieron sus puertas como signo de hospitalidad y fraternidad para recibir a los jóvenes, buscando que vivan una experiencia de fe, acompañados por la comunidad local.
En los primeros días de la jornada, los participantes fueron protagonistas de momentos de oración, reflexión, diálogo, celebración, comunión y recreación. Cada actividad estuvo guiada por una temática que invitaba a los jóvenes a profundizar en el sentido de la esperanza y el llamado a ser agentes de cambio en la sociedad.
En la tarde del sábado 25, más de cinco mil jóvenes católicos se reunieron a los pies del Faro Monumental para la Vigilia de Adoración Eucarística, uno de los momentos más significativos de la Jornada Nacional de la Juventud (JNJ). En el evento participaron el recientemente nombrado Cardenal, Monseñor Fernando Chomalí, Arzobispo de Santiago, y Monseñor Galo Fernández, Obispo de Talca y Presidente de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil, quien encabezó la Vigilia.
Finalmente, el domingo 26
el Faro Monumental de La Serena fue el escenario del cierre de la
primera Jornada Nacional de la Juventud (JNJ) realizada en Chile, un
encuentro que reunió a jóvenes de todo el país en torno a la fe, la
esperanza y el llamado a la misión. La Misa de Clausura fue presidida por el Arzobispo de La Serena, Monseñor René Rebolledo Salinas,
Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile. La celebración contó
con la participación de los cinco mil peregrinos que llegaron a la
Jornada, así como también de fieles de todas las comunidades
parroquiales de La Serena y Coquimbo, quienes celebraron juntos la gran
acción de gracias tras la semana de actividades llenas de reflexión y
alegría en esta jornada histórica.
Con motivo de los dos mil veinticinco años del Nacimiento de Jesús estamos viviendo el JUBILEO, convocado por el Papa Francisco.
El Jubileo es una celebración espiritual para conmemorar un evento significativo. Durante un jubileo se ofrece a los fieles la posibilidad de obtener la indulgencia plenaria, que es el perdón completo de los pecados, tanto para ellos mismos como para los difuntos. La palabra "jubileo" proviene del latín "iubilare", que significa expresar o gritar de alegría.
El Jubileo de 2025 comenzó a fines de diciembre de 2024 con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. El lema de este Año Jubilar es "Peregrinos de esperanza".
Los jubileos tienen sus raíces en las tradiciones del pueblo judío en tiempos de Moisés. En aquellos tiempos, se celebraban años sabáticos en los que se liberaban esclavos, se perdonaban deudas y se dejaba descansar la tierra. Cada 50 años, se permitía rescatar propiedades según lo dictado en el libro del Levítico.
El primer jubileo en la Iglesia Católica fue convocado en el año 1300 por el Papa Bonifacio VIII, con la intención de celebrarlo cada 100 años. Posteriormente, el Papa Martín V redujo este período a 33 años en memoria de la edad de Cristo, y en 1490, el Papa Paulo II lo redujo a 25 años para que cada generación tuviera la oportunidad de participar en al menos un jubileo en su vida y obtener el perdón total de los pecados mediante la indulgencia plenaria.
Los jubileos en la Iglesia Católica son
celebraciones espirituales que comienzan con la apertura de las puertas
santas de las cuatro grandes basílicas de Roma: San Pedro, San Pablo,
Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. En el resto del mundo, se
abren las puertas centrales de las catedrales y principales santuarios
como símbolo de que quienes las cruzan, cumpliendo con lo que exige el
Derecho Canónico, pasan de una condición de pecado al arrepentimiento
total y sincero. En nuestra Basílica de Lourdes, declarada Templo Jubilar, comenzó el Jubileo el 5 de enero del presente año, Solemnidad de la Epifanía del Señor.
El Jubileo no es solo un tiempo de celebración, sino también una oportunidad para renovar nuestra fe y esperanza. Al cruzar las puertas santas, recordemos que estamos invitados a un nuevo comienzo, un llamado a la conversión y al compromiso con el amor y la misericordia. Que el Jubileo de 2025 nos inspire a vivir con renovada esperanza y nos motive a ser portadores de paz y reconciliación en nuestro mundo. Como peregrinos de la esperanza, abracemos esta oportunidad para crecer espiritualmente y fortalecer nuestra relación con Dios y con los demás.
El Año Jubilar se extenderá a nivel local en Santuarios, Parroquias
y Comunidades hasta el 28 de diciembre de este 2025, mientras que el
Vaticano cerrará oficialmente el Jubileo el día de la Epifanía del 2026.
El sábado 7 de diciembre de 2024, la Iglesia chilena celebró un hito histórico con la creación como Cardenal de Monseñor Fernando Chomali Garib, Arzobispo de Santiago, durante el Consistorio celebrado en el Vaticano y presidido por el Santo Padre.
El nombramiento de Monseñor Chomali lo convierte en el noveno cardenal en la historia de Chile y resalta su condición de arzobispo diocesano, un hecho significativo ya que los últimos cardenales chilenos han pertenecido a congregaciones religiosas. Su designación es un reconocimiento a su amplia trayectoria en el servicio de la Iglesia y su compromiso con temas como la justicia social, el diálogo y el cuidado de la comunidad.
¿Qué significa ser cardenal? El título de cardenal tiene una gran relevancia en la estructura de la Iglesia Católica. El término proviene del latín “cardo”, que significa “bisagra”, reflejando la función central que cumplen los cardenales en la vida eclesial, al ser consejeros directos del Papa y ayudarlo en el gobierno de la Iglesia universal.
Al ser creados cardenales, reciben símbolos significativos: La birreta roja, un sombrero que representa la disposición del cardenal a dar la vida por la fe. El anillo cardenalicio, que simboliza su unión con la Iglesia de Roma y el compromiso con la misión del Santo Padre.
Además, los cardenales forman parte del Colegio Cardenalicio, cuya responsabilidad más importante es elegir al Papa en un cónclave cuando la sede de Pedro queda vacante. Asimismo, colaboran activamente en decisiones eclesiales relevantes y participan en consistorios, reuniones convocadas por el Papa para tratar asuntos de la Iglesia.
El legado para la Iglesia chilena. Monseñor Chomali se suma a una lista histórica de líderes que han representado a Chile en el Colegio Cardenalicio desde 1946, cuando José María Caro Rodríguez se convirtió en el primer cardenal chileno. Su nombramiento reafirma la importancia del Arzobispado de Santiago y fortalece la voz de la Iglesia chilena a nivel global.
Con esta designación, Monseñor Chomali asume un rol clave en la Iglesia universal, siendo ahora parte de quienes acompañan al Papa en sus decisiones más trascendentales.
La tarde del sábado 26 de octubre, en su discurso conclusivo a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo, el Santo Padre anunció su intención de “no publicar” una Exhortación Apostólica Postsinodal, porque en el Documento “hay ya indicaciones muy concretas que pueden ser una guía para la misión de las Iglesias”, por eso lo pone a “disposición de todos” y al entregárselo al santo Pueblo de Dios, quiere “reconocer el valor del camino sinodal realizado”.
“El Documento sobre el que hemos expresado nuestro voto es un triple regalo: para mí, como Obispo de Roma; para todo el Pueblo de Dios y un regalo que no puede quedarse solo en nosotros”. Este fue el centro del discurso que pronunció el Papa Francisco en la conclusión de los trabajos de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Sobre el Documento final que fue aprobado en
esta 17a. Congregación General del Sínodo el Santo Padre destacó el
camino recorrido en este proceso sinodal que inició en septiembre de
2021 y que ahora concluye en la fase del “Discernimiento de los Pastores”.
“Con el Documento Final hemos recogido el fruto de años, tres por lo menos, en los cuales nos hemos puesto a la escucha del Pueblo de Dios para comprender mejor cómo ser ‘Iglesia sinodal’ a la escucha del Espíritu Santo en el tiempo presente. Las referencias bíblicas que abren cada capítulo disponen el mensaje confrontándolo con los gestos y las palabras del Señor resucitado que nos llama a ser testigos de su Evangelio, antes con la vida que con las palabras”.
Asimismo, el Papa Francisco indicó que este Documento sobre el que han expresado su voto es un triple regalo para la Iglesia universal. Ante todo, es un regalo para él como Obispo de Roma que necesita poner en práctica la escucha. Un deber que se agrega al de custodiar y promover la armonía que el Espíritu sigue difundiendo en la Iglesia de Dios, en las relaciones entre las Iglesias, no obstante, todos los esfuerzos, tensiones y divisiones que caracterizan su camino hacia la plena manifestación del Reino de Dios. Un banquete, como nos dice la visión del profeta Isaías, “preparado por Dios para todos los pueblos”, con la esperanza de que no falte ninguno.
El segundo aspecto del don que destacó el Papa Francisco fue que, el Documento es un regalo para todo el Pueblo de Dios, en la variedad de sus expresiones: “Es obvio que no todos se pondrán a leerlo; serán sobre todo ustedes, junto con tantos otros, los que hagan accesible su contenido en las Iglesias locales. El texto, sin el testimonio de la experiencia realizada, perdería mucho de su valor”.
Finalmente, el Santo Padre subrayó el valor del compartir de
experiencias en este proceso sinodal, dijo que lo que hemos vivido es
un regalo que no podemos guardar sólo para nosotros: “El
impulso que proviene de esta experiencia, de la cual el Documento es un
reflejo, nos da la valentía de testimoniar que es posible caminar
juntos en la diversidad”.
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